miércoles, 19 de junio de 2013

Capítulo V. El punto esencial del cambio: el conflicto.

Capitulo V “El punto esencial del cambio: el conflicto”


Segunda proposición: El cambio social, al igual que el control social, constituye un objetivo de influencia.
Todas las sociedades son por definición heterogéneas, los individuos, las clases y los intereses profesionales están en conflicto y sus objetivos, como sus modos de acción, son incompatibles, lo que se aplica a la sociedad en su conjunto se aplica también al interior de cada grupo. Grupos como la familia, la iglesia, la escuela, la industria, el ejército y ciertos partidos políticos, hacen lo posible por mantener el control social como fuerza dominante. En estos grupos, la exigencia de continuidad, la necesidad de transmitir prácticas y valores, y de preservar las relaciones jerárquicas, imponen una vigilancia constante del comportamiento individual y un control no menos constante para prevenir o eliminar la desviación cuando se produce. Parece ser  que el consenso, la sumisión a las normas, la supresión de fuertes preferencias personales, la necesidad de dirección y de aprobación, son condiciones imprescindibles para toda interacción coordenada y exenta de conflicto. El objetivo de todo intercambio y de toda comunicación es propagar nuevos elementos, modificar métodos, conceptos, gustos y compartimientos y crear diferencias entre los grupos y entre los individuos. La tendencia al control social y la tendencia al cambio social no actúan en el mismo sentido.
El cambio social es más importante que el control social en ciertas esferas de actividad y que las comunicaciones, los procesos de influencia y la organización de las relaciones entre los individuos y los subgrupos están profundamente marcados por esta situación. Sea que una sociedad este dominada por el cambio o por el control social, es obvio que en el seno de la misma no todos los grupos están de acuerdo en cuanto al carácter deseable de la fuerza predominante. Las autoridades y las mayorías suelen preferir el control social. Su ideal es el equilibrio, la resolución incruenta de los conflictos, la adhesión ciega a las opiniones y las leyes existentes, y la difusión de una sola concepción de la realidad. El cambio social será anhelado por los individuos y los subgrupos desviantes o marginales, para ellos la lucha contra las instituciones establecidas y las discriminaciones de todo tipo prevalece sobre la necesidad de estabilidad y el respeto de las normas.
Las situaciones de conflicto no son tan frecuentes como las situaciones de estabilidad y de cohesión, pero no son menos decisivas para nuestra vida y nuestra cultura. Los grupos, las mayorías y los líderes parecen destinados a reforzar su control y alcanzar sus objetivos ejerciendo una presión sobre los individuos y las minorías, a fin de hacerles cambiar.  El concepto de dinámica de grupo de Lewin  así como los trabajos de Coch y French se basan en la convicción de que el grupo es el instrumento más eficaz para modificar los comportamientos o las opiniones y para efectuar la integración del individuo.  La actitud hacia el cambio es la del individuo. La mayor parte de las teorías formuladas sobre este tema, incluidas las teorías de disonancia, del refuerzo y de la atribución consideran las actitudes individuales más que las actitudes colectivas. El individuo ha sido siempre considerado como un desviante en potencia, como un posible obstáculo a la locomoción de grupo y como un inadaptado si oponía resistencia a las exigencias del grupo. El cambio social es el proceso central de la influencia en sus manifestaciones individuales y colectivas.
Tercera proposición: Los procesos de influencia están directamente unidos con la producción y la reabsorción de los conflictos.
Cuando la influencia se ejerce en el sentido de cambio, el desacuerdo es inevitable. Desde el momento en que se deja de sentir el desacuerdo, es percibido como un estado amenazante, creador de angustia. Indica que el frágil pacto de las relaciones, las creencias y el consenso va a ser cuestionado. Lo que hay de inquietante en la divergencia es: 1) la amenaza de una norma o de una respuesta diferente; 2) la incertidumbre sobre su propia aptitud para resistir a la otra norma o la otra respuesta, o para modificarla. Cuando hay conflicto de ideas o de juicios, la duda se hace más fuerte por cuanto se cree que no puede haber más que una idea o un juicio que sea aceptable o aceptado. El fracaso cuando se produce, es menos profundo o puede ser aceptado más fácilmente en el caso de una minoría que se enfrenta a una mayoría. El éxito, por su parte, se siente como un triunfo absoluto. Lo contrario ocurre con la mayoría. El fracaso de las tentativas destinadas a influir es profundamente perturbador, mientras que el éxito no tiene nada excepcional. La persistencia de actitudes y juicios divergentes constituye un golpe asestado al  presunto poder de las personas para efectuar un cambio, y el resultado es una pérdida de confianza, bien en las propias facultades, bien en las propias opiniones y creencias.
El desacuerdo posee, pues, al igual que la amenaza de conflicto, un efecto perturbador y engendra incertidumbre. Para un individuo, el problema no consiste tanto en reducir su incertidumbre como en disminuir el desacuerdo subyacente o en persuadir al otro de que tiene razón. La reducción del desacuerdo se realiza cuando el individuo consigue el apoyo de algún otro, y la disminución de la incertidumbre se produce cuando el sujeto cede. El conflicto es lo que da origen a la incertidumbre. Antes de intentar persuadir a una persona a que nos crea, tratemos de hacerle dudar de sus propias opiniones.
El conflicto es una condición necesaria de la influencia. Es el punto de partida y el medio para cambiar a los otros, para establecer nuevas relaciones o consolidar las antiguas. La incertidumbre y la ambigüedad son conceptos y estados que derivan del conflicto.  En la influencia social, las relaciones con los otros están por encima de las relaciones con los objetos y las dinámicas interindividuales están por encima de las dinámicas intraindividuales.  A este nivel, la interacción se caracteriza por la divergencia y el antagonismo. En sus relaciones con los otros individuos o los otros subgrupos, cada individuo o cada subgrupo aporta un sistema de valores y reacciones características que son únicos. En la medida en que el proceso de influencia interviene en tal contexto de conflicto y suele conducir a procedimientos de reorganización, parece estar estrechamente ligado al proceso de negociación.

CONCEPTOS

Cambio social: es más importante que el control social en ciertas esferas de actividad, que las comunicaciones, los procesos de influencia y la organización de las relaciones entre los individuos y los subgrupos están profundamente marcados por esta situación. Sea que una sociedad este dominada por el cambio o por el control social, es obvio que en el seno de la misma no todos los grupos están de acuerdo en cuanto al carácter deseable de la fuerza predominante. Las autoridades y las mayorías suelen preferir el control social. El cambio social será anhelado por los individuos y los subgrupos desviantes o marginales, para ellos la lucha contra las instituciones establecidas y las discriminaciones de todo tipo prevalece sobre la necesidad de estabilidad y el respeto de las normas.
Equilibrio: El ideal del control social es el equilibrio, la resolución incruenta de los conflictos, la adhesión ciega a las opiniones y las leyes existentes, y la difusión de una sola concepción de la realidad.
Situaciones de conflicto: Las situaciones de conflicto no son tan frecuentes como las situaciones de estabilidad y de cohesión, pero no son menos decisivas para nuestra vida y nuestra cultura. Los grupos, las mayorías y los líderes parecen destinados a reforzar su control y alcanzar sus objetivos ejerciendo una presión sobre los individuos y las minorías, a fin de hacerles cambiar.
Divergencia: Cuando la influencia se ejerce en el sentido de cambio, el desacuerdo es inevitable. Desde el momento en que se deja de sentir el desacuerdo, es percibido como un estado amenazante, creador de angustia. Indica que el frágil pacto de las relaciones, las creencias y el consenso va a ser cuestionado. Lo que hay de inquietante en la divergencia es: 1) la amenaza de una norma o de una respuesta diferente; 2) la incertidumbre sobre su propia aptitud para resistir a la otra norma o la otra respuesta, o para modificarla. Cuando hay conflicto de ideas o de juicios, la duda se hace más fuerte por cuanto se cree que no puede haber más que una idea o un juicio que sea aceptable o aceptado.

Conflicto: El conflicto es una condición necesaria de la influencia. Es el punto de partida y el medio para cambiar a los otros, para establecer nuevas relaciones o consolidar las antiguas. La incertidumbre y la ambigüedad son conceptos y estados que derivan del conflicto.  En la influencia social, las relaciones con los otros están por encima de las relaciones con los objetos y las dinámicas interindividuales están por encima de las dinámicas intraindividuales.  A este nivel, la interacción se caracteriza por la divergencia y el antagonismo. En sus relaciones con los otros individuos o los otros subgrupos, cada individuo o cada subgrupo aporta un sistema de valores y reacciones características que son únicos. En la medida en que el proceso de influencia interviene en tal contexto de conflicto y suele conducir a procedimientos de reorganización, parece estar estrechamente ligado al proceso de negociación.

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