miércoles, 19 de junio de 2013

Apéndice. La disidencia de uno solo

Apéndice: “La disidencia de uno solo”

El término “disidente” es utilizado para calificar a una persona que contesta de manera más o menos radical al sistema político del país donde reside o ha residido. Lo se entiende como la expresión formal de un desacuerdo parcial o total respecto de otros criterios individuales o colectivos, con connotación auto excluyente, en ocasiones, con el orden establecido en la sociedad o en alguno de sus ámbitos derivados. Así en sociología, la disidencia equivaldría a la auto exclusión de la pertenencia a un grupo, tales como una comunidad o una institución de la cual se es o se fue miembro voluntaria o involuntariamente. No obstante, la parte y el todo, la disidencia también puede ser dirigida hacia un solo pensamiento, actos o actividades concretas e incluso creencias.
Uno de los usos más frecuentes del término aparece en los regímenes totalitarios para hacer referencia a aquellos que ejercen una oposición al sistema político y social imperante. Los disidentes suelen ser perseguidos, censurados, encarcelados, torturados y hasta fusilados por las autoridades.
Sobre la relatividad de la disidencia o la disidencia como construcción del poder, donde los disidentes son así, casi por definición de los jerarcas y los poderosos quienes resisten y retan a aquellos que, en su opinión ponen en entredicho sus recursos, sus tradiciones, sus concepciones de lo que es justo-injusto, moral-inmoral, deseable-reportable. Todo lo cual lo convierte en un fenómeno difícil de precisar, pues es disidente por las razones y en pos de los objetivos más contrastantes y contradictorios.
Así lo apunta Moscovici (1981:264) que escoge el caso de Solzhenitsin como exponente de esta minoría singular[1]. Este caso le permite reafirmar los presupuestos de esa corriente que él enmarca bajo el nombre de “psicología de la resistencia y de la disidencia” que: “presupone que un individuo o un grupo, cualquiera que sea su status o su poder, o la falta de poder, es capaz de ejercer influencia sobre la colectividad de la que forma parte”.
Donde la visibilidad (entendida como identidad saliente) divergencia, conflicto nómico y coexistencia comportamental, son por tanto, las claves para la influencia minoritaria. Es decir la visión genética del conflicto que presenta Moscovici, de acuerdo con la visión interaccionista considera que la mera coexistencia de intereses opuestos no es causa suficiente para que surja el conflicto. La relación entre los intereses opuestos y el conflicto no es directa, hay una serie de procesos intermedios y de posibles y de diversas respuestas. Cuando hay dos informe o posiciones en concurrencia se pueden dar situaciones que van desde la indiferencia al constructivismo: indiferencia ante la concurrencia, la imitación o sustitución de una información por la otra, asimilación de lo nuevo en el cuadro previo, redefinición de sentido que puede operar una nueva información sobre la antigua, reformando el cuadro de referencia ulterior, y el construccionismo, es decir la creación de un nuevo cuadro de referencia que transforma el sentido de las antiguas y nuevas informaciones.
Que al disminuirse la marginación ante la resistencia se enfoca hacia la conformidad social por procesos de presión ideología y social frente a la complacencia publica de la presión mayoritaria, la minoría ofrece en respuesta una disidencia que de forma indirecta ofrecen una reelección sobre las resistencias de las minorías, llevando en tanto un cambio de actitud, que se desarrolla en el conflicto del intergrupal.
Hasta ahora la psicología de la influencia social ha sido una psicología de la mayoría, y de la autoridad que supuestamente la representa. Esta psicología se ha interesado en los fenómenos de la conformidad, que implica sumisión a las normas del grupo y obediencia a sus mandatos. Se ha estudiado la conformidad social desde el triple punto de vista del control social sobre los individuos, de la eliminación de diferencias entre estos (desindividuacion) y de la aparición de uniformidades colectivas. La mayor parte de las resistencias al control social, de los alejamientos de la norma, se estudian como formas de desviación, sin más.
Ha llegado la hora de cambiar de orientación, de buscar una psicología de la influencia social que sea una psicología de las minorías consideradas como fuente de innovación y cambio social.
Las minorías producen una conformidad privada, profunda y duradera, al provocar el repensar las propias posturas, en cambio las mayorías producen una conformidad temporaria ejerciendo fuertes presiones normativas sobre los individuos.
Para que haya cambios debe influir la minoría, impone innovaciones.
El modelo de Acatamiento está referido a que en situaciones de conformidad, las personas siguen normas grupales implícitas, pero otra forma común de influencia social ocurre cuando la gente formula pedidos explícitos de modo de ser llevado a cabo por otros. Estas situaciones de acatamiento adquieren distintas formas, incluyen un pedido de ayuda, incluyen algunos argumentos utilizados para la venta de productos, o a veces el pedido es directo y frontal y en otras veces es una manipulación más sutil y elaborada. El tipo de estrategia de acatamiento que utilizaremos dependerá de que tan bien conozcamos a la persona y nuestro status de relación, de nuestra personalidad y de la naturaleza del pedido.

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